Café rolero: de brujas, dados y travesuras

octubre 26, 2017

Charlas de café que terminaron en el blog; de verdad, no me hagan caso.

Abordando tradiciones desde los juegos de rol, con Halloween como caballito de batalla:

Por qué meternos hoy con la noche de brujas. En principio por simple utilidad, pero también porque como tradición en sintonía rolera me trae buenos recuerdos, buenas partidas, buenas historias. Y, si además me sirve como ejemplo para bajar a tierra con experiencias venideras -publicidad, yey- pues mucho mejor. Tal es que este 29 estaremos participando en el evento especial de Halloween de RpN (link), con juegos de rol y concurso de disfraces, hilvanando ideas de brujería, calabazas, zombies, dulces y travesuras con grandes premios, sorteos y millas de aventurero, de a cantidades exageradas y en todos los colores. 

¡Dicen premios y el tesorero tiembla! (Todo lo que tenés que saber, aquí)
Pero vamos ya a lo que vinimos hoy: los juegos de rol y la representación de las tradiciones a través de sus aventuras; y en la misma línea, cómo toman de estas creencias populares ideas o semillas a partir de las cuales crecer.

En lo personal, amo las posibilidades infinitas que propone Halloween para ser representado, y abogo por llevar un paso más allá los eventos especiales, dedicando tiempo y espacio en cada mesa de juego para que narradores y jugadores vivan juntos la experiencia. 

Creencias populares como estas han nacido de una tradición oral que se cree perdida; posición equivocadamente sostenida en el constante ataque al uso que las nuevas generaciones dan a los productos de la globalización. Pero supongamos por un segundo que las críticas fueras ciertas y que la tradición oral no hubiese encontrado ya otras formas de adaptarse en la tecnología actual: ¿No aparecen allí los juegos de rol como un último bastión de circulación de la palabra? ¿No recuerdan acaso las sesiones de juego a los viejos cuentacuentos o a los trovadores de antaño? -no me crucifiquen, creo tener un punto.

by PULINDRA (@pulindra.art)
Café rolero, café con brujas; insisto, no me hagan demasiado caso
En una forma sumamente humilde -y en medio de una propuesta igualmente exagerada- creo que los juegos de rol son, al menos para nuestro pequeño mundillo, la tradición oral que resignifica la fantasía una y otra vez, haciendo valer el ida y vuelta sobre mundos creados por nosotros mismos: mundos en principio finitos; universos de ficción que se vuelven infinitos en la circulación de la palabra hablada. 

Por eso desde aquí alentamos la representación de tradiciones en fechas cercanas a estas como una forma simbólica de continuar el legado y eternizar esas historias en ambientes lúdicos que nos permitan contarlas entre todos y a nuestra manera. Ya muchos lo han entendido, quizá en otras formas o con otros propósitos, pero ejemplos como la Editorial NoSoloRol (link) demuestran que esto es algo que está sucediendo: pregonar el sentimiento de vivir los mitos a través de los juegos de rol, echando mano, en su caso, a un repertorio de juegos tan propio como acorde a la ocasión. ¿Quién no quisiera entrar en la base de operaciones roleras por excelencia para sumergirse en el terror a través de las épocas con fragmentos, cultos o aquelarre? Desde aquella vez, pues, lo sabido: material gratuito, aventuras especiales, espinas y pavor para todos.

by PULINDRA (@pulindra.art)
Todo normal
RpN toma, en ese sentido -y seguramente como tantos otros, el largo camino hacia la puesta en práctica de grandes eventos temático/roleros en Argentina (y si no, deberían hacerlo), rompiendo el cascarón con al menos una partida de dulces y travesuras entre sus opciones, junto al ambiente que sólo un (gran) puñado de jugadores avocados puede darle. Quizá en el futuro veamos niños platenses repartiendo golosinas tras las puertas de la torre de Rudesindus, persiguiendo monstruos bajo el sobretodo de detective o salvando la tierra de Ooo del ataque de la calabaza mutante; esta vez serán el Jersey Devil y la agencia de viajes calavera los que intenten instaurar la tradición.

Después de todo, no es de enseñar de lo que hablamos hoy, ni siquiera de creer o festejar esas historias, es de compartirlas como alguna vez compartieron con nosotros y de un modo más interactivo. Porque todos deberíamos poder reír en la casita del horror, escapar de un ataque zombie serie b o vivir la disociación personal de una criatura inmortal bajo la luna del Samhain. 

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